Mitología Románica

¿La Mitología puede ser Románica?

Románico es una palabra que acoge multitud de significados. Podemos aludir al románico como un conjunto de lenguas, románico o romance como una forma de amor cortés, muy ligado a las tradiciones narrativas medievales. 

También nos referimos al Románico como el primer estilo artístico internacional, del que hablamos en multitud de ocasiones.

Principalmente se utiliza para englobar al conjunto de lenguas derivadas del latín, que se siguió usando de forma activa en ámbitos oficiales durante toda la edad media.  En educación, legislación y religión de forma especial.

Fueron en cada territorio otras las lenguas que surgieron derivándose de esta, ya propiamente de uso vernáculo y que siguieron vivas, cada una ya en su propia esfera hasta el surgimiento de la edad moderna.

Por eso todas las leyendas, cuentos, tradiciones y relatos heroicos que surgieron en esas lenguas de uso popular, también recibieron el sobrenombre de Románicos.

Una mitología con héroes pero sin “dioses”

La mitología románica no es exactamente como el concepto de Mitología clásica. Es decir, no se asemeja al panteón griego y romano donde hay una serie de dioses conocidos y respetados por todo el territorio.

En estos años medievales, la Biblia era la referencia máxima del conocimiento  y aunque existían ciertos desacuerdos en cuanto a qué libros la componían y cuál era la forma de traducirlos, toda la religión basada en un único libro hacía que sus relatos estuviesen en exceso codificados y limitados.

Podríamos destacar como la gran diferencia entre la cultura prerrománica y ésta, que nuestro panteón tendría muchas figuras heroicas, pero sólo un único dios.

Esta cerrazón en torno a la Biblia no impidió sin embargo la circulación popular de otras narraciones.

La cultura popular en el Románico

Al igual que los poemas épicos griegos de Homero, la Ilíada y la Odisea, también los relatos más importantes  nos llegan en forma de épicas llamados cantares de gesta. En este caso eran los juglares quienes los cantaban.

Dos de los más destacados son  los ciclos acerca del rey franco Carlomagno, y por supuesto nuestro gran héroe patrio el Cid. Gracias a ellos podemos conocer más de cerca los conflictos de su época entre el islam y la cristiandad. 

El cantar de gesta más antiguo que se conoce ha sido llamado la Canción de Roldán, escrita alrededor del año 1125, aunque se sabe que es muy anterior a esa fecha. 

El Cantar de Mio Cid

El Cantar de Mio Cid es la primera manifestación épica en nuestra lengua. Si ha llegado hasta nuestros días, es gracias a una copia manuscrita realizada por Per Abat, que consta de 3.730 versos.

El poema, que a falta de adjudicaciones fiables se ha considerado anónimo, fue creado a principios del siglo XIII. Se encuentra dividido en tres partes o cantares: Cantar del Destierro, Cantar de las Bodas y Cantar de la afrenta de Corpes.

Su protagonista es Rodrigo Díaz, un líder militar castellano que fue al principio de este poema desterrado por el rey. Salió de su pueblo Vivar y llega a Burgos, donde nadie le da asilo por miedo a las represalias del rey. 

Tras despedirse de su esposa Jimena y de sus hijas, Sol y Elvira, entra en tierra de moros y les arrebata diversas plazas, recuperando su honor y el favor del rey. 



La honra del héroe y su historia

El tema central del poema es la honra de su protagonista, un héroe que es desterrado injustamente por culpa de los comentarios malintencionados hacia el rey y todas sus gestas tienen como objetivo conseguir el perdón del rey. 

Como ocurre en muchos mitos grecolatinos, la ascensión del héroe se consigue tanto por su esfuerzo personal y sus sacrificios como por su confianza en la justicia.

El cantar de Mio Cid es un documento de valor incalculable por sus referencias históricas, y cómo refleja el contexto socio-político de la época.

Así, podemos ver reflejado el conflicto entre los reinos colindantes de Castilla y de León. El Cid, un caballero castellano, se enfrenta al rey de origen leonés. Los enemigos del Cid a lo largo de toda la obra son de hecho grandes nobles de procedencia leonesa. 

A nivel social, el poema épico del Cid pone de manifiesto los ideales de igualdad típicos del espíritu de frontera donde surgió, y tan del gusto de los oyentes del juglar, es decir un discurso muy popular para ser escuchado por las gentes de la calle en su época.

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