El origen de la civilización, el surgimiento de las ciudades en Europa
No se puede hablar del inicio de las civilizaciones modernas en la humanidad sin hacer referencia a la región que se ubica entre los ríos Tigris y Éufrates, conocida como Mesopotamia.
Mesopotamia, su significado es “entre dos ríos”. Hoy en día esta región la podemos ubicar en el sur de Irak, sin una frontera definida pero lindando al este hacia Irán, al norte hacia Anatolia y al oeste hacia Siria.
Resulta inquietante pensar cómo de debilitada política y socialmente pueda encontrarse hoy en día esta región – tras las recientes guerras y el empuje del estado islámico- viendo el precoz florecimiento de un sistema político desarrollado, la cultura y las artes hace más de 4 milenios cuando el resto del continente aún era prácticamente nómada.
En el espacio de tierras fértiles comprendido entre estos dos ríos tuvo lugar la posibilidad de desarrollar la suficiente agricultura y cría de ganado como para poder sedentarizarse, y a partir de estos núcleos tener lugar la formación de las primeras ciudades.
Uruk, Acad y Ur. Los primeros asentamientos
En Mesopotamia se produjeron hechos tan fundamentales como la creación de la primera arquitectura monumental como señal de poder y desarrollo, los inicios de la planificación territorial, la primera contabilidad y la creación del primer alfabeto escrito de la historia.
Estos dos últimos hitos tuvieron lugar en la ciudad sumeria de Uruk, hacia el año 3.500 a.c. y para la caída de esta ciudad estado hacia el año 2.900 a.c. ya habían surgido un buen número de ciudades-estado independientes en sus alrededores.
5 siglos más tarde, todas estas ciudades independientes se unificaron creando el primer imperio, el acadio, con el centro administrativo en su capital Acad, posiblemente la actual ciudad de Bagdad en Irak.
Este imperio duró muy corto espacio de tiempo debido a la inestabilidad política y las frecuentes guerras e invasiones y fue reemplazado por un segundo imperio, esta vez llamado Ur III, con la capital en la ciudad de Ur.
A partir del año 1800 a.c, podemos decir que en Mesopotamia conviven dos importantes culturas: los asirios (con capital en Assur) al norte, y los babilonios (con el centro en Babilonia) al sur. A pesar de que cada cual evolucionará a su forma, ambos reinos terminan dominados por los persas, medos y aqueménidas, pueblos guerreros llegados de la parte este de sus territorios.

Religión y arquitectura en Mesopotamia
Por herencia de uno de sus primeras culturas, la asiria, en Mesopotamia imperaba una religión politeísta y antropomórfica. Se rendía culto a una gran variedad de dioses, que se solían asemejar a fenómenos de la naturaleza y animales.
Para el pueblo mesopotámico, la religión se practicaba como una forma de recompensa inmediata en vida, y no para un más allá de la muerte, al que no se rendía culto.
Uno de los rasgos más conocidos de su arquitectura monumental son sus zigurats, templos donde tenían lugar los ritos religiosos. También emplearon grandes esfuerzos en la construcción de palacios y murallas.
Escritura y mitología mesopotámica
Mesopotamia contaba con una rica tradición oral, además de ser los creados del primer sistema de escritura. La mitología en esta región recoge el mito de la creación, que redime al mundo por el origen del mito de Marduk y la epopeya de Gilgamesh. Esta a su vez habla de la leyenda sobre un diluvio universal.
Como comentábamos hace un momento, fue en la antigua civilización mesopotámica cuando se han recogido las primeras manifestaciones de escritura.
El pueblo sumerio creó la escritura conocida como cuneiforme, que no fue descubierta hasta el siglo XIX. Esta escritura se realizó originalmente sobre tablas de arcilla ya húmeda, mediante el tallado vegetal. Su denominación cuneiforme proviene de la palabra cuña, y se llamado así por la forma de las incisiones.
La escritura cuneiforme fue después adoptada por otros idiomas en los otros reinos cercanos y los que les siguieron: acadio, elamita, hitita y luvita, y a su vez inspiró a los alfabetos del antiguo persa y el ugarítico. Ya en el período acadio se empezó a escribir también sobre el metal y la piedra.

La ciencia en Mesopotamia
El pueblo mesopotámico fue pionero en observación de ciertos fenómenos científicos, como ocurrió con el estudio de los cuerpos celestes y abriendo camino en el mundo de la astrología.
Su empeño en mirar hacia el cielo intentando descubrir cuál era la voluntad de los dioses y de qué forma descubrir sobre un mundo más allá de lo terrenal les ayudó a empezar a constatar hechos científicos y probados sobre el cosmos.
Las primeras leyes: el código de Hammurabi
Es a la cultura en la antigua Mesopotamia a quien podemos agradecer también el primer documento de leyes jamás hallado, el Código de Hamurabbi. Fue escrito en 1750 a. C. por el rey de Babilonia Hammurabi.
Se trata de una alta estela vertical perfectamente conservada, donde en un lado se presenta tallado Hammurabi frente al dios Marduk, y por el otro lado en escritura cuneiforme presenta las leyes que ha recibido por parte del dios para fomentar el bienestar entre la población.
Entre las 30 leyes podemos encontrar además el primero caso de presunción de inocencia contemplado en la legalidad.
Citamos como ejemplo:
Si un señor acusa a (otro) señor y presenta contra él denuncia de homicidio, pero no la puede probar, su acusador será castigado con la muerte.

La influencia de Mesopotamia en otros pueblos
La aparición de los primeros grandes reinos y la creación de sistemas administrativos complejos tuvo una enorme influencia sobre los pueblos vecinos, así como los persas, quienes además adoptaron su sistema de escritura y los judíos quienes incorporaron como sabemos el mito del diluvio universal antes mencionado.