Los Caprichos de Goya

Francisco de Goya. Uno de los más destacados del arte español

Francisco de Goya y Lucientes es uno de los pintores más reconocidos del arte español, junto a Diego Velázquez. Nacido a mediados del siglo XVIII, comenzó a pintar a una edad muy temprana, y su pincel fue cambiando conforme su mente lo iba haciendo a lo largo de los años.

Entre las etapas más destacadas de Goya, están las obras que pintó en los años del reinado de Carlos IV como pintor de corte, un conjunto pictórico que puedes disfrutar ampliamente en el Museo del Prado en Madrid.

Goya y su evolución hacia los Caprichos

También su descarnada visión de la Guerra de la Independencia contra los franceses que duró desde 1808 hasta 1814, de donde tenemos que destacar el famoso 3 de mayo de 1808 en Madrid, donde se muestra la cara más desgarradora de los fusilamientos que tuvieron lugar durante aquel día.

Pero si hay una etapa de Francisco de Goya que despierta admiración y estupor a tiempos iguales, son sus denominados como Los Caprichos. ¿Te gustaría saber qué motivo le llevó a pintar este conjunto de imágenes tan irónicas y satíricas? ¿Quieres descubrir los principales Caprichos de Goya? ¡Comenzamos!

Goya y la ilustración

En este caso, los Caprichos de Goya tenían un formato de grabado, en total hasta 80 realizados con aguafuerte, aguatinta y retoques de punta seca, donde el artista quiso representar una imagen satírica de la sociedad española de finales del siglo XVIII. 

Francisco de Goya quería mostrar en su más verdadera esencia en concreto a dos conjuntos de la población que él consideraba indignos en sus comportamientos y su ética, la nobleza y el clero.

Los Caprichos, cada vez más monstruosos

En sus inicios sus grabados eran más realistas, pero con el paso del tiempo fue evolucionando hacia una imagen más fantasiosa llena de visiones delirantes y figuras inventadas, exagerando las formas de sus representados.

Cuerpos y caras monstruosos que mostraban de forma externa la negrura de sus almas, representando así sus vicios y sus torpezas.

Francisco de Goya vivió durante los años en que estaba en auge la Ilustración, y su obra manifiesta una creencia en la razón y la lógica, por encima de la superstición, la beatería, en definitiva, la locura.

Ya lo dice uno de sus caprichos más conocidos, el sueño de la razón produce monstruos. Durante estos años de guerra, el aumento de la miseria y el hambre causaba estragos en la sociedad deshumanizando al individuo.

Los Caprichos de Goya atacan a la Iglesia y a la Inquisición, también a algunas órdenes religiosas, reclamando mediante sus ironías una sociedad más justa y equitativa para todas las clases sociales. La crítica a la sociedad no puede ser más directa e irreverente.

Goya era más que consciente del riesgo que asumía publicando estos grabados, por lo que para protegerse diluyó el mensaje ordenando de forma ilógica los grabados, y en sus estampas los rótulos se mostraban de forma imprecisa.

Su mensaje, aún así no dejaba lugar a dudas y sus contemporáneos comprendieron el mensaje a la perfección.

Hasta la muerte: los Caprichos y la hipocresía

 

Para que entendamos mejor el tono de estos grabados del pintor, mostraremos el numerado como 55 con el título Hasta la muerte. Existen manuscritos contemporáneos que explican estas láminas, esto dice la que se encuentra en el Museo del Prado: 

Hace muy bien en ponerse guapa: son sus días; cumple 75 años y vendrán las amigas a verla.

 

El manuscrito de la Biblioteca Nacional dice así: 

 

Las mujeres locas lo serán hasta la muerte. Esta es cierta Duquesa (la de Osuna) que se llena la cabeza de moños y carambas, y por mal que le caigan no faltan quitones de los que vienen a atrapar las criadas, que aseguran a Su Excelencia que está divina.

Los Ensayos y la brujería

Publicados por primera vez en 1799, Ensayos es uno de los escasos grabados de Los Caprichos que Goya firmó.

En ellos el pintor quiso denunciar los abusos cometidos por parte de la Iglesia, la superstición de una sociedad aún chapada a la antigua, el deseo de aparentar de la aristocracia con un sistema educativo lleno de carencias y pantomimas.

Los Caprichos nº 62, 65 y 68 estaban dedicados a la brujería. Están consideradas como una de las series más originales del conjunto, donde Goya desarrolló un mundo de fantasía desbordante de imaginación.

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