Hoy en Experiencias con Arte hablaremos de la antigua civilización egipcia y de su arte, que intentaremos resumir lo máximo posible ya que sus secretos no tienen fin.
¿Quieres saber porqué? Pues porque El antiguo Egipto se desarrolló durante más de 3.500 años. Para que te hagas una idea, las grandes pirámides egipcias se construyeron cerca del año 2.600 antes de Cristo, mientras que Cleopatra vivió alrededor del año 30 a.c
Es decir, la existencia de Cleopatra es más cercana al invento de la Coca Cola que a la construcción de las pirámides en el Antiguo Egipto. Más de 500 años de ventaja con la actualidad respecto al inicio de esta civilización en la que la historia la ha ubicado.
El inicio del Antiguo Egipto
Pero vayamos por partes, la civilización egipcia comenzó al unificarse algunas ciudades del valle del río Nilo hacia el año 3150 a.c. y habitualmente se da por terminado este período en el año 31 a.c. cuando el Imperio Romano finalmente conquistó el Egipto Ptolemaico, que desaparece como estado y es absorbido entonces por Roma.
Este inmenso período de tiempo, se ha venido dividiendo en tres grandes épocas de mayor esplendor donde los grandes faraones de la historia marcaron los hitos más importantes: Imperio Antiguo, Imperio Medio e Imperio Nuevo.
La importancia del Nilo para la civilización egipcia
La historia de Egipto está determinada de forma clave por el río nilo y las crecidas anuales que experimentaba su caudal que en verano y otoño inundaban la llanura y el delta, fertilizando los márgenes del río mediante el limo oscuro que daba a estas tierras su característico color negro.
En la Antigüedad las cosechas dependían en exclusiva de esta crecida estival, de manera que si la crecida era escasa durante años, se generaban terribles hambrunas.
El Poder del Faraón y la Administración en Egipto
El orden de la vida pública venía marcado también por el sistema de escritura independiente, y de un sistema administrativo de control de los recursos naturales dirigido de forma jerárquica por los escribas, una élite sociopolítica, que dependían directamente de las órdenes del faraón.
Su sistema político se basó desde sus inicios en una monarquía absoluta de carácter divino en la figura de su faraón, que reunía además de las mayores condecoraciones políticas, las más altas funciones religiosas.
El faraón era el único interlocutor válido entre los hombres y los dioses, que como ya habrás intuido, eran multitud de dioses en el sistema politeísta egipcio.
¿Cuando se construyeron las Pirámides egipcias?
La denominada como Edad de las Pirámides se inició con la III Dinastía de Faraones, momento a partir del cual comienza una cultura propia y refinada. Ya no dependían de las inclemencias meterológicas y eran agrícolamente más independientes gracias a los logros de las dos dinastías anteriores.
Para poder llevar a cabo las mastodónticas construcciones, el estado egipcio hubo de organizarse de forma muy escrupulosa suponiendo una auténtica revolución social y administrativa. Aquí es donde aparece la figura del visir, el más alto funcionario de la administración egipcia.
En el período que va desde la IV hasta la VI Dinastía se produce el momento más fecundo del imperio egipcio desde el punto de vista artístico.
Los monumentos, esculturas y pinturas que se hallaron en las necrópolis del desierto de Gizeh, Abusir, Saqqara, Dashur y Medium, enclaves cercanos a la antigua capital del imperio en Menfis, dan buena muestra de ello.
¿Por qué esas enormes construcciones en el Antiguo Egipto?
Los estudiosos creen que se extendió una creencia en torno al 2.600 a.c. que cuestionaba la divinidad de los faraones. Estos respondieron con una contundente muestra de su poder como representantes de los dioses en la tierra.
Así, tenemos como ejemplo más antiguo el complejo funerario de Zoser en Saqqara perteneciente al faraón Zoser de la III Dinastía. Domina todo el conjunto la Pirámide Escalonada de Zoser, que es la versión más arcaica y precedente de las grandes pirámides más conocidas.
Imhotep, el gran visir del faraón Zoser, logró en este complejo un brillante paso intermedio hacia las técnicas más maduras de la IV Dinastía Egipcia.
La Pirámide de Snefru
Fue ya en la IV Dinastía cuando el faraón Snefru mandó construir la siguiente pirámide, conocida como la acodada. que tiene un descenso de la inclinación en su parte superior que le dió su forma tan característica.
Además de la Pirámide Acodada, durante su reinado se erigieron también en este recinto dos palacios y otras dos pirámides: la de Meidum y la Roja.
La novedad principal que incorpora este faraón es la creación de un complejo compuesto de una serie de elementos que serán comunes a partir de este momento: además de las pirámides los templos y la calzada que asumía su función simbólica para la recepción del cadáver del faraón una vez fallecido para su descanso eterno.
Así lo expresaban los textos encontrados dentro de las paredes de las pirámides, donde multitud de sus pasajes aclaran el motivo de su creación: conservar para la eternidad el alma del faraón.
La ciudad de Keops. IV Dinastía
Las pirámides de Gizeh
Durante la IV Dinastía podemos decir ya que la función propagandística de las grandes construcciones funerarias han cumplido con su objetivo. Se asientan las creencias religiosas y de gran poder de los faraones, avaladas por su obra constructiva de inmensas dimensiones.
Cada vez los bloques de piedra empleados son más y más grandes, a medida que se van mejorando las técnicas constructivas. Los faraones embalsamados y protegidos junto a su ajuar funerario, que incluía todo tipo de joyas y riquezas para asegurarle un gran viaje al Más Allá, se conservaban dentro de estas pirámides.
Para proteger las cámaras funerarias de los saqueos, cada vez sus accesos se volvieron más complicados y escondidos en el conjunto de la pirámide. La gran Pirámide de Gizeh es la única que se ha conservado de las Siete Maravillas del Mundo. Fue precisamente el hijo de Snefru, el faraón Keops, quien la mandó construir.
La pirámide de Keops es el centro de una extensa necrópolis, rodeada por decenas de mastabas mucho más austeras. Estas las mandó construir Keops para el enterramiento de sus familiares y sus altos funcionarios.
La ciudad de Keops es un testimonio histórico de valor incalculable, ya que se trata de la única ciudad del Imperio Antiguo Egipcio que ha sobrevivido hasta nuestros días.
La pirámide de Kefren
Fue el hijo de Keops, Kefren, quién mandó levantar la pirámide de su mismo nombre también durante esta IV dinastía. Está situada junto a la de Keops, y conserva su parte su parte más superior hallándose erosionadas las capas superficiales de caliza de casi toda la base.
En su templo funerario Kefren asentó las bases de los posteriores templos del Imperio Antiguo. Su ancha calzada decorada con relieves en sus paredes, comunica este templo de Kefren con el Templo del Valle.
La esfinge de Gizeh
La mayoría de los egiptólogos se han puesto de acuerdo en una cosa respecto al faraón Kefren: su rostro es el que aparece esculpido en la famosa Esfinge de Gizeh.
Esta esfinge se talló insitu a partir de una montaña de roca caliza dentro del valle. Marcó un antes y un después en el gusto de los faraones por el arte colosal. Tiene unos 20 metros de alto y se sabe que en la Antigüedad no se presentaba así a sus visitantes, sino que estaba policromada.
La pirámide de Micerinos
Además de estas pirámides más representativas, el nieto de Keops Micerinos, quien tuvo un breve mandato, levantó la más pequeña de las pirámides en esta necrópolis de Gizeh. Al igual que las anteriores, tenía un conjunto de pirámides satélites a su alrededor.
Las siguientes dinastías. Cambio de ciudad funeraria
Así, durante las V y VI Dinastías los grandes faraones decidieron abandonar Gizeh como necrópolis y trasladaron sus complejos funerarios a Abusir y Saqqara, donde no se volvieron a repetir las construcciones tan llamativas como las aquí mencionadas en Gizeh.
Así se cerró una era dentro de la civilización egipcia, que todavía duraría milenios tras este imperio Antiguo.