Frida Kahlo. Una vida de dolor hecha arte

Frida Kahlo es un personaje del que todo el mundo tiene una imagen, una opinión, una sensación.

Si algo ha conseguido el mito de Frida con el mundo, es despertarle un sentimiento, arrancarle la emoción de sus propios dramas personales hechos arte.

Frida Kahlo es icono del feminismo y máxima figura del arte mexicano del siglo XX junto con su amado y odiado a partes iguales Diego Rivera siempre del brazo. Hoy en Experiencias con Arte hablaremos de sus luces y sus sombras. ¿Te quedas?

Las pasiones y los dramas de Frida Kahlo

Frida Kahlo nació en Coyoacán, Ciudad de México, en el año 1907, siendo la tercera de 4 hijas. La corta vida que vivió Frida estuvo plagada de desgracias y sinsabores, que sobrellevó con una fuerte personalidad y su prolífica obra artística.

Recorrió apasionada un camino lleno de desilusiones, lo que la convirtió en la mujer que aún hoy en día acapararía titulares si viviera. Equivocada o no en sus decisiones, fue siempre de fuertes convicciones y firme personalidad.

El arte de Frida es para algunos excesivamente personal, lo que está claro es que se mueve por los terrenos del surrealismo y el expresionismo. Hay quien incluso ha tildado su arte de realista.

No nos podemos ceñir únicamente a sus pinturas, cuando se trata de una auténtica creadora: sus frases, cartas, fotografías, nos habla de su personalidad multifacética y nos da la mejor narración de su biografía.

Era una gran experta de la cultura mexicana, lo que la inspiró tanto en su obra y hasta a su propia manera de vestir. Siempre posaba con el traje típico de Tehuana y sus flores en el pelo.

Las tragedias en la vida de Frida

Con tan sólo 6 años Frida contrajo la poliomelitis, que la tuvo postrada 9 meses en la cama. Esta enfermedad le dejó como secuela una leve cojera y sus primeras operaciones.

El 17 de septiembre de 1925, cuando contaba con 19 años, tuvo que hacer frente a un catastrófico accidente en autobús que le acarreó múltiples fracturas y dolencias hasta el fin de sus días. De hecho, fue durante su larga y tediosa convalecencia cuando Frida comenzó a pintar.

Frida siguió demostrando su enorme fortaleza tras haber salido del coma y sobrevivir a una columna vertebral rota, su clavícula, sus costillas, su pelvis, la pierna y el pie derecho hechos añicos.

Pasó meses en el hospital, infinidad de operaciones y la tortura diaria de llevar sus corsés de yeso y sus ejercicios de estiramientos en la rehabilitación.

El mal de amores de Frida

Es de saber popular que en el amor tampoco corrió Frida buena fortuna. Muy sentimental, Frida vivió marcada por su mal de amores tanto como por su pésimo estado de salud.

Aquí es donde nos aparece el muralista mexicano Diego Rivera, quien fue su pareja durante 25 años. Se conocieron en el entorno de las reuniones y veladas que realizaban los miembros del partido comunista. Frida tenía 22 años años y Diego, 42.

Como muestra de sus idas y venidas, la pareja se casó en el año 1929 y se divorció en el año 1939. Pero un año más tarde volvieron a casarse de nuevo.

Para colmo de males, Frida vio siempre frustrado su deseo de ser madre, a causa de las muchas secuelas de su accidente. Los tres hijos que perdió a lo largo de su vida fueron decisivos para el dolor manifestado en su obra artística.

Así decía la propia Frida:

“he perdido tres hijos y otra serie de cosas que hubiesen podido llenar mi horrible vida. La pintura ha sustituido todo. Creo que no hay nada mejor que el trabajo”

La casa azul de Frida y Diego

La pareja vivió en la Casa Azul, hoy día Museo Frida Kahlo, en el centro de Coyoacán. La casa que había sido construida por el padre de Frida antes del nacimiento de su hija, fue mas tarde adornada en un estilo muy particular por la pareja de artistas, demostrando una vez más el amor y admiración por los colores y la decoración popular mexicana.

En la Casa Azul se dieron cita personalidades como León Trotsky, Remedios Varo, André Bretón, Henry Moore.

Después del segundo matrimonio entre Frida Kahlo y Diego Rivera, la vida se volvió más calmada para la pareja que en su matrimonio anterior. Aunque estaban casados, llevaban vidas separadas. Frida aprendió a disfrutar mucho más de las cosas ordinarias de la vida como los animales, las flores y el campo.

Si tengo alas para volar…

Seguro que has escuchado la famosa frase de Frida,

“pies para qué os quiero si tengo alas para volar”

En el año 1953 ya con la salud extremadamente deteriorada, acude a la presentación de su única exposición individual que realizó en su vida en una cama de hospital. Los asistentes quedaron impresionados con la estampa, la cama fue colocada en el centro de la galería y allí postrada Frida estuvo hablando con sus invitados, contando chistes, cantando y bebiendo durante toda la tarde.

Al poco tiempo de este suceso le tuvieron que amputar una pierna, y desde ese momento quedó postrada en su silla de ruedas.

Las últimas luces de Frida Kahlo

Frida Kahlo falleció a la edad de 47 años, habiendo encontrado en su arte la mejor salida a una vida llena de sinsabores y mucho dolor, tanto en lo físico como en lo emocional.

Al ser preguntada sobre qué quería hacer con su cuerpo tras su muerte, Frida respondió

“¡Mi cuerpo quémenlo! No quiero que me entierren. He pasado demasiado tiempo tumbada. ¡Sólo quémenlo!

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