En los primeros años del siglo XX, la industrialización y las nuevas formas de vida y de trabajo en la gran ciudad ya estaban arrastrando serias consecuencias en los sectores más modestos de la población.
La Iglesia tuvo su respuesta para contener las protestas y los levantamientos de los trabajadores, que estaban a punto de comenzar una revuelta: las relaciones entre patronos y obreros deberán ser como las relaciones dentro de una gran familia, como así lo fue en la Sagrada Familia.
En torno a esta idea se ordenó el levantamiento de una grandiosa obra que a día de hoy continúa en constante reforma y construcción: La Sagrada Familia.
El joven Gaudí como arquitecto del templo
Tras haber pasado varios arquitectos por este proyecto, finalmente y de forma muy comprometida se le propone a Antoni Gaudí continuar con él. A pesar de su resistencia a tomar parte en él, argumentando su juventud y falta de experiencia, continuó adelante con la obra y presentó una propuesta mucho más innovadora y vanguardista que la inicial.
En 1883, con la edad de 31 años, finalmente Gaudí se pone en marcha con el plan de construir una catedral gótica para la ciudad de Barcelona, pero nadie se imaginó lo que finalmente haría con ella.
¿Qué hace única a la Sagrada Familia?
Tras comenzar su encargo, desechó el planteamiento original y en pocos años ya había llegado adonde nadie había llegado en términos arquitectónicos.
Su visión radical sorprendió a todos por introducir un cambio inesperado: terminó con los tan imprescindibles arcos arbotantes de otras iglesias góticas, siempre necesarios para sustentar estas inmensas iglesias y su enorme altura.
¿Pero cómo podría él eliminar del paisaje de su iglesia estos detestables elementos de sustento, sin ningún fin estético?
El método científico de Gaudí: observar la Naturaleza
Como siempre, buscando en la naturaleza, Gaudí halló la respuesta. Estudió la distribución del peso de los árboles, estructuras creadas por la madre tierra que resistían las embestidas de los vientos y el agua, aun creciendo a muchos muchos metros de alto sobre el suelo.
En resumen, introdujo en el interior de su iglesia un frondoso bosque que sostuviera todo el peso de la misma, sin necesidad de apoyos externos a ella. Su sueño, fue una iglesia autosuficiente que cargara consigo misma de forma fluida.
Esto no se quedó solamente en teorías. Para comprobar que su hipótesis era correcta, realizó una maqueta en su taller, con sacos de arena que volcó del techo. Al poner la maqueta boca a bajo, la propia gravedad le mostró la curvatura y la cantidad de columnas necesarias para que su proyecto fuese 100% estable.
El trágico final de Gaudí y parada de su gran obra
Era consciente de que no llegaría con vida a ver el final de su obra, para lo que preparó a las siguientes generaciones con infinidad de planos, indicaciones y maquetas.
El 10 de junio de 1926, la fatalidad se cruzó en su camino. Absorto en sus pensamientos, cruzó una calle sin darse cuenta del paso del tranvía, que lo arrolló y las heridas causadas por el gran golpe le costaron la vida.
Tras el fatal accidente, nadie se percató de su identidad por el aspecto humilde con el que vestía. Fue a su llegada al hospital, cuando fueron conscientes de que se trataba del arquitecto. A su velatorio acudieron miles de personas, agradecidas por su legado artístico y su gran aportación universal, y muy concretamente a la ciudad de Barcelona.
10 años más tarde de su muerte, la guerra civil española destrozó gran parte de las maquetas y planos que había dejado a las generaciones venideras, así como su taller. Solo sobrevivieron fragmentos destruidos de estas maquetas, las que están guiando a los expertos que continúan su legado hoy día.
¿Cuándo se terminará la Sagrada Familia?
En teoría, se ha planteado la fecha de 2026 como la fecha prevista de finalización de las obras de la Sagrada Familia, coincidiendo con el centenario de la muerte de su autor. ¿Será esto posible? A medida que se va acercando la fecha, más dudas genera este hecho, y es que de ser posible que se finalicen para ese año, la obra habrá estado en marcha durante 144 años.
Como ya advertía el propio Gaudí, hombre profundamente católico, “mi cliente no tiene prisa” , refiriéndose a Dios.
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