La persistencia de la memoria

Los relojes blandos de Dalí

En esta ocasión vamos a desmenuzar uno de los cuadros más icónicos del genio del surrealismo, Salvador Dalí. Si te impacta la pintura de Dalí y quieres saber todo sobre la Persistencia de la memoria,  no te pierdas este vídeo:

Curiosidades de los relojes derretidos de Dalí

 

También popularmente conocida como Los relojes blandos, o los relojes derretidos, es un cuadro del pintor catalán Salvador Dalí, realizado en el año 1931. Al contrario de lo que se pueda uno imaginar, es un lienzo bastante pequeño de tamaño.

Además de lo excéntrico de su tema, de la forma y de su propio protagonista, le añadiremos el factor de que esta pintura fue realizada en solamente 5 horas.

Según se ha contado, la Persistencia de la memoria fue pintado un día que Salvador Dalí se encontraba indispuesto, y en lugar de ir al cine con su mujer Gala y otros amigos, decisió quedarse en casa.

Fue supuestamente en ese rato que se encontraba solo en su casa cuando lo pintó, y resultaría finalmente uno de los cuadros más conocidos de su carrera y de la historia del arte. En efecto, este cuadro se exhibe en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

Dalí genio surrealista

De Salvador Dalí hemos ahondado en alguna que otra ocasión, pero siempre se pueden aprender cosas nuevas de este genio que supo controlar los medios y hacer de sus valores surrealistas una auténtica performance y un negocio multimillonario.

Recordemos que Dalí era la cara más mediática del movimiento surrealista, que se autodeclaró a sí mismo como el propio surrealismo, en una declaración muy narcisista tan propia de él.

Sujetos a este movimiento surrealista, varios jóvenes artistas se dedicaban a explorar las ideas del automatismo y el subconsciente en su trabajo, explorando el mundo de los sueños y de las bajas pulsiones. En sus obras desafiaban a la percepción y a la mente lógica, engañando al ojo y jugando con la parte más instintiva tanto del artista como del espectador.

Como una figura clave del surrealismo, Dalí exploró esta mentalidad artística que resultaba tan revolucionaria y liberadora. Con el tiempo encontraría problemas para encajar en este movimiento surrealista que pretendía adscribirse a ideologías progresistas con las que Dalí no simpatizaba tanto, o al menos eso pareció en sus años finales con su cercanía al régimen franquista.

Composición de La persistencia de la memoria

La persistencia de la memoria es un paisaje marino, con las vistas tan típicas del Cadaqués de Dalí y su costa de rocas escarpadas, pero con una escena insólita: una extraña criatura durmiente o quizás inerte sobre la arena, junto a unos relojes que se derriten sobre ella y sobre otros elementos, como si fuera un queso camembert.

Fue el propio Salvador quien aludió a la referencia de este queso en el que se inspiró, así como en la teoría de la relatividad.  Dalí era un auténtico enamorado de la ciencia, así que estos relojes derritiéndose son una representación de la relatividad del espacio y el tiempo.

Método paranoico -crítico

Esta atmósfera onírica es un ejemplo icónico de su método paranoico-crítico, donde cualquier elemento tiene un doble significado y nada es lo que parece.

Cuando Dalí pintó este La persistencia de la memoria, su práctica se guiaba por este método basado en una paranoia autoinducida y en alucinaciones que generaban la creación del arte.  A pesar de estar ambientada en un paisaje realista y perfectamente reconocible, La persistencia de la memoria presenta elementos extraños que parecen pertenecer a un sueño.

Relojes, insectos y masa deforme

Estos relojes blandos que se deshacen están esparcidos por toda la obra, ya que se deslizan sobre la rama de un árbol o desde una plataforma ambigua. Solamente un reloj de bolsillo que se encuentra cerrado conserva su estructura, aunque vemos un ejército de hormigas que cubre por completo su tapa.

Elementos como los relojes y los insectos serán un recurrente en muchas de sus pinturas, y pertenecen a ese conjunto de elementos que obsesionan al artista.

Autorretrato de Dalí y las rocas del cap de Creus.

 

Sin duda, lo más desconcertante de toda esta pintura es la masa antropomorfa que se esparce por el suelo, que se ha identificado con un autorretrato del artista. Esta interpretación suma muchos puntos si vemos cómo Dalí repite esta dinámica de autorretratarse de forma poco convencional, como una materia blanda y deforme, lo cual también ha despertado infinidad de debates. 

Si has visitado Cadaqués y el Cap de Creus, la zona natal de Salvador Dalí y donde se ubicó su casa en la que vivió con su esposa Gala, reconocerás las formas rocosas de esta pintura y muchas otras.

Además, se ha creído que la sombra triangular que parece cruzar el lienzo fue proyectada por el monte Pení, que se encuentra muy cerca de la casa de verano de la familia Dalí.

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