Hoy nos vamos de viaje a Ponferrada, situada en el corazón de la Comarca del Bierzo leonés. Tras su reconquista por Fernando II rey de León, fue entregada a la Orden del Temple en 1185. Nos llama la atención su majestuoso castillo templario, que fue levantado por esta orden monástica y defendida durante dos siglos, hasta el fatal desenlace de estos monjes guerreros.
Los orígenes…
Los templarios eran monjes guerreros que protegían con su sangre y su oración la tierra santa de peregrinación a Santiago. Mediante su lucha, mantuvieron su fortaleza libre de las invasiones durante más de 200 años.
El apoyo de los templarios al rey de Castilla les causó serias desavenencias con el rey de León. Por este motivo, en el año 1312 fueron expulsados del castillo que hoy visitamos. El castillo templario se acabaría convirtiendo en el auténtico símbolo de la ciudad de Ponferrada.
Este castillo templario ha pasado por distintas manos desde entonces, entre ellas las de los Reyes Católicos.
Los orígenes antes de los orígenes…
Te estarás preguntando qué había antes en el espacio que ahora ocupa este castillo. Como muchas otras veces ocurre, esta edificación no surgió de la nada. Se ha especulado sobre la existencia previa de un castro celta, que posteriormente se vislumbró como emplazamiento romano y visigodo.
Rasgos característicos del castillo
El Castillo, cuya parte más antigua se levantó en el siglo XII, fue generando una actividad urbana a su alrededor. Como lugar defensivo en el Camino de Santiago, se hizo necesario crear la majestuosa fortaleza que hoy en día podemos disfrutar en un excelente estado de conservación.
Este castillo hoy es comúnmente llamado el Castillo Templario, y está compuesto por un grandioso recinto de forma poligonal. Tiene hasta dobles y triples defensas, propias de su carácter militar.
En la estructura del castillo podemos distinguir dos partes muy diferenciadas. La parte norte se construyó en el siglo XII y el resto a partir del siglo XV. Finalmente, en algunas partes señaladas se han realizado modificaciones y su restauración en los pasados siglos XIX y XX.
Aunque no se conserva, sabemos de la existencia primitiva de un foso que rodeaba al castillo como parte de su estructura defensiva militar.
La imponente entrada principal del castillo templario
La entrada principal al castillo es un gran muro a modo de portada con toscas piedras. Su principal acceso está lanqueado a los lados por dos torreones que unen un arco de medio punto. Rebasando la entrada a través de él, se podía acceder a un patio que llevaba en su lado izquierdo a la torre del homenaje. Y desde ésta llegamos al patio de armas, pero lamentablemente éste se encuentra a día de hoy lleno de escombros.
Se sucedió una larga historia de bombardeos, explotación como cantera durante el siglo XIX y mil aventuras y desventuras. Finalmente culminaron en el año 1923 cuando se ordenó volar sus muros para la construcción de un campo deportivo.
Por fortuna, tras la ley de patrimonio histórico que se aprobó en los años 80 del siglo XX se produjo un cambio necesario. Se comenzó a tomar conciencia de la necesidad de conservación del mismo y su incontable valor como reseña histórica y artística desde la antigua edad media.
A día de hoy la rehabilitación del castillo templario alcanza a prácticamente su totalidad, y se puede disfrutar de un entorno protegido que nos cuenta muchos siglos de historia, comenzando por los míticos templarios.